Una ciudad con el tránsito más ordenado, calles que no desaten la ira de los conductores ni de los peatones, un servicio de ómnibus cómodo y eficiente para los pasajeros es uno de los grandes desafíos que enfrenta en este momento la Municipalidad de San Miguel de Tucumán. De concretarse un proyecto que ya está en los escritorios de los principales funcionarios del municipio, el reordenamiento del transporte público puede llegar a convertirse en un logro de la actual administración.
A fines de 2012, las empresas IRV (argentina) y Logit (brasilera), consultoras especializadas en redes viales y transporte, realizaron un pormenorizado relevamiento del tránsito en la capital tucumana. Entre otras tareas, estudiaron la cantidad de ómnibus que transitan por las calles más recargadas. Por ejemplo, en la Crisóstomo Álvarez circulan 173 buses por hora, mientras que en la Santiago del Estero lo hacen 163 por hora. En cuanto a los vehículos particulares, 1.300 pasan por hora en una intersección de calles del microcentro como Maipú y San Martín. El consejo de las consultoras fue un profundo reordenamiento del tránsito y el transporte, para comodidad de los pasajeros y los peatones, y también para cumplir con una de las necesidades que más remarcan los urbanistas: mejorar el transporte público para desalentar el uso de vehículos particulares.
Propuestas
“Entre las propuestas que realizan estas consultoras figuran establecer calles exclusivas para el transporte público; calles compartidas, pero con sendas exclusivas para cada tipo de vehículo; modificar los recorridos de los ómnibus en la ciudad de forma tal que sean menos ‘trabados’ y más directos, y también establecer corredores (circuitos) exclusivos para líneas urbanas y otros para líneas interurbanas”, detalló Luis Lobo Chaklián, subsecretario de Planificación Urbana.
“El objetivo final y a más largo plazo sería la centralización, seguramente en ciertas avenidas, de una red troncal de colectivos, algo similar a lo que se hizo en Buenos Aires con el Metrobus”, agregó.
Lobo Chaklián admitió que hasta el momento es sólo un proyecto que debe evaluarse en el municipio, pero que algunas de las condiciones básicas para ponerlo en funcionamiento se llevaron a cabo a lo largo de los 10 años de la actual gestión. “Cuando pavimentamos calles y conectamos barrios, no sólo estamos dándole mejor calidad de vida a los habitantes de la zona. También estamos incentivando un mejor transporte público. Actualmente, el 98% de los recorridos de ómnibus en la ciudad se hace en calles con pavimento, lo que ha permitido que las empresas renueven las flotas. El 75% de los coches urbanos tiene una antigüedad menor a cinco años y el 25% restante no supera los 10. La Tarjeta Ciudadana como elemento de seguridad para los choferes, de comodidad para los pasajeros y de posibilidad de control para el Municipio también tiene que ver con mejorar y alentar el uso del transporte público”, destacó.
El funcionario no pudo precisar una fecha para comenzar con este ambicioso plan e insistió en que son, hasta el momento, propuestas. “Por supuesto, habría que evaluar su mejor forma de implementación, la forma de operativizarlo, son muchas variables las que entran en juego”, advirtió. Sin embargo, y al ser consultado al respecto, estimó que de ser aprobado de inmediato el proyecto, en el verano se podría comenzar con una primera etapa, por ejemplo con la modificación de los recorridos y con el establecimiento. de calles exclusivas para transporte público.